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Tomo I
Capítulo Tercero
Por Mario Luis Altuzar Suárez
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Hebert Recibe el Tesoro de los Iniciados El Maestro
Hebert sabe que sus adeptos están inquietos ante la cercanía del Solsticio de
Verano, que según los preceptos de la Doctrina Secreta, es el tiempo destinado
al reconocimiento del hombre con su interior, su entorno y la Divinidad del
Poder del Origen, para fortalecer su libre voluntad a buscar la Conciencia
Primaria que le permita evolucionar a los planos superiores. Aunque muchas personas relacionan este día
con la fiesta dedicada a San Juan Bautista, hijo de Zacarías y de Isabel,
quien bautizó a Jesús y lo presentó al pueblo como el Mesías, existen
antecedentes de que los egipcios ya tenían una tradición festiva para
reconocer el movimiento astral del sol, y que en este tiempo, se encuentra
más alejado de la tierra y de frente a la Constelación de Cáncer. Se vincula con la Divinidad Osiris, hijo de
Cronos y de Rea. Según los griegos, fue el primer rey civilizador para
sacarlos de la barbarie, enseñándoles la agricultura y a vivir en comunidad,
inventó muchos instrumentos de labranza e instituyó el matrimonio como piedra
angular de la sociedad, ordenó el culto a Dios y edificó la ciudad de Tebas. Con base en esos escritos, confió el gobierno
a su esposa Isis y marchó con su Enseñanza a Etiopía, atravesó Arabia,
penetró en las Indias y a su regresó pasó por Tracia, la Macedonia y Grecia.
Por ello, se le relacionó con el alejamiento del sol de la tierra, es decir,
de Osiris de Egipto, para reconocer el derecho que tienen todos los hijos de
Dios a la evolución y al perfeccionamiento. En algunos tratados arqueológicos, se dice
que los hombres de la antigüedad, esperaban estos días para recibir al sol
con solemnes ceremonias. Veían una constelación o grupo de estrellas que
llamaron de Cáncer, debido tal vez, porque al llegar a este punto del cielo,
parecía retroceder el astro rey con el efecto óptico de reiniciar la marcha
de regreso. En Latín, Cáncer significa Cangrejo, una criatura que camina de
lado o hacia atrás. Para la Doctrina Secreta, piedra angular de
la Enseñanza que se remonta al Principio de los Tiempos, el Solsticio de
Verano ofrece la oportunidad para que el hombre pueda reconocerse como lo que
es: ¡Hijo de Dios! De ahí la herencia entregada al Iniciado conocido como
Juan Bautista y el Misterio de realizar la purificación por medio del agua
que bien puede interpretarse como la limpieza de la ignorancia. Hebert, un Iniciado en el Templo de Luz de los
Esenios, sabía la importancia de esta ceremonia y se aleja al bosque para
preparar los conocimientos que entregará a los jóvenes adeptos, como
herramientas para su desarrollo en la Luz. Como lo marcan los Augustos
Misterios de la Enseñanza, acude a los Grandes Maestros de la Gran Hermandad
Universal para solicitar auxilio en esos momentos trascendentales. Prepara los incensarios y con gozo en su
corazón se dispone para abrir el Templo. Posteriormente, se dirige al Norte.
Toca tres veces y canta las oraciones de apertura al Portal. Se ilumina con
Luz blanca resplandeciente. Con humildad pregunta: “¿Qué herramientas les
debo entregar a los aprendices para ayudarles en ese camino que desean
emprender por libre y espontanea voluntad?” El cántico de los pájaros y la brisa suave y
acogedora de la madrugada, acompañan la voz del Venerable Maestro Shaid: “Escuche bien, mi Venerable Hermano, porque
en el mensaje que entregaré, están dispuestas las herramientas que podrán
auxiliar a los adeptos, en la comprensión de los elevados Principios de la
Enseñanza, al transitar con honor, dignidad y lealtad, por el sendero de la
Luz”. Le indica: “Existe, dentro de ellos, una
respuesta inmediata para todo evento, una reacción consciente o inconsciente
como demostración de toda emoción. Sus acciones, entonces, las justifican o
las explican en pensamientos apresurados, que se basan en la superficialidad
de la vanidad que genera la irresponsabilidad”. Con amor en la profundidad de la voz del
Guardián del Portal del Norte, Hebert recibe: “Es importante que antes de que
ellos lleven a cabo la forma de pensamiento a la manifestación de los actos,
¡guardar silencio! El silencio, mi Venerable Hermano, será para ellos, una
respuesta para cada evento”. Un momento en que todo parece quedar silente en
el bosque, con el profundo recogimiento místico. Puede sentirse, entonces, que vibran las
energías de los vegetales, el aire, la tierra y el fuego del incienso al oír:
“¡Guardar silencio! ¡Es un tesoro porque el silencio será para ellos, la herramienta
que les permita introducirse así mismos, espontáneamente y sin arrebatos, y
que les permitirá alcanzar un equilibrio en sus emociones! Hay que callar
antes de cualquier acción, para lograr escuchar la voz interna ya que, deben
recordar: El Silencio es Sabiduría.” El Venerable Maestro indogermánico entendió
el mensaje. Reverbera en su pensamiento: “¡Callar! El silencio es la
sabiduría de los sabios”. Con los brazos en cruz sobre el pecho, inclina la
cabeza y agradece el alimento que recibió para entregarlo a los ávidos
adeptos, deseosos de construir en su interior los cimientos que garanticen su
pleno desarrollo. Hebert se encamina al Sur. Toca siete veces y
canta con dulzura para reconocerse ante el Venerable Maestro, a quien
solicita “un instrumento a través del cual, los aprendices puedan avanzar en
el camino que escogieron, y puedan vencer los riesgos y tentaciones que se
presentarán por el deseo de la oscuridad que siempre acechará el momento
oportuno para impedir que los Elegidos logren alcanzar la Gran Iniciación”. La voz dulce y armoniosa del Venerable
Maestro Shopia, penetra con suavidad en lo más profundo del pensamiento: “Por
el Amor a nuestro Padre Creador, yo te entrego como instrumento, ¡el
Conocimiento! Mi Venerable Hermano sabe bien que con esta herramienta, los
elegidos podrán trascender los peligros sin que existe en ellos, temor
alguno.” El bosque se llena de una Luz violeta. ¡Se respira la tranquilidad! Añade el Venerable Guardián del Portal del
Sur: “En manifestación del mismo, reciba mi Venerable Hermano, la seguridad y
la confianza que acompañarán a los jóvenes adeptos en la firmeza de la
realización de sus actos, ya que cada una de sus acciones será un escalón a
la sabiduría. ¡Es a través del Conocimiento como se logra adquirir la
confianza en sí mismos! Encontrar la Luz de la Ciencia y la Virtud”. Con regocijo en su corazón, Hebert agradece
la bendición recibida y reflexiona: “Callar, Conocimiento y Sabiduría. ¡El
silencio es la sabiduría de los sabios!” Toma la dirección al Occidente. Toca cinco
veces y canta con profunda emoción. Cuando la Luz anaranjada se presenta,
solicita el auxilio requerido por los Aprendices que confirman su voluntad
para cumplir sus votos y juramentos de servicio en los Augustos Misterios del
Universo. Dice con voz grave el Venerable Maestro Chonak: “Sea en mi Venerable Hermano, una Fuerza de
Bendición la Luz del Padre Eterno. Acudo a su auxilio y le pido que escuche
bien el mensaje que yo le entrego. Cierto es que la animación que mueve al
hombre en su libre albedrío, caracterizada por la frivolidad del entorno que
influye, le conduce a la perdición al olvidar los elevados Principios de la
Creación”. La claridad de sus palabras, motiva los
sentidos de los habitantes del bosque, cuando el Venerable Guardián del
Portal del Occidente indica: “Por eso, yo les doy la Capacidad de ser
Verdaderos en el Movimiento activo, infinito y constante del Universo. ¡Osar,
mi venerable hermano! Que todos los Hijos del Padre osen entonces, caminar
sin miedo. ¡Que escuchen la voz interna, que es la voz del Dador de Vida!
Será, entonces, cuando encontrarán respuestas. Reciba esto que le entrego”. Entiende Hebert, como Gran Iniciado de
profundo conocimiento: “Capacidad y Movimiento: ¡Osen!... ¡Osar en el
silencio es la sabiduría de los sabios!” Con inmenso gozo en su corazón da las gracias
y se prepara para ir al Oriente. Allí, toca nueve veces y canta con júbilo,
por la inmensa alegría de los Tesoros recibidos para enriquecer en el
Solsticio de Verano el reconocimiento interno de los adeptos. Controla sus pensamientos y pone la mente en
blanco para estar atento. Más, ¡pasa el tiempo y nadie responde a su llamado!
Abre los ojos y mira en su entorno. Hay quietud y el incienso se consume
lentamente. Insiste en los cánticos para reconocerse ante el Venerable
Maestro Guardián del Portal del Oriente. Se prolonga la espera en profundo
silencio sin que se revele la manifestación esperada. ¿Qué pasa? Repasa el número de palmadas y la
pronunciación exacta de los cantos. ¡Todo está en orden! En eso, una voz
suave y cadenciosa lo llena de paz al escuchar en lo más profundo de su
corazón: “He aquí, a este Gran Maestro, esperando la respuesta cuando en
realidad ya le ha sido dada”. Hebert está sorprendido. ¿A qué hora? Estuvo
atento y guardó silencio para atender el mensaje solicitado y no escuchó
nada. Pregunta: “Venerable Maestro Antar, ¿por qué
me dices eso? ¿A qué hora recibí la respuesta?” Escucha conmovido: “¡Tú, mi
Venerable Hermano, eres sabio! Encuentra entonces, lo que se te he dado para
los adeptos que esperan se cumpla el tiempo de la Enseñanza”. El indogermánico está seguro de haber
recibido la Iluminación pero al mismo tiempo está desconcertado. ¿Qué
sucedió? No podía haber sido descuidado y caer en la soberbia, ya que en su
corazón se manifiesta la humildad que rige la forma de pensamiento para
acudir en busca de auxilio. Le preocupa haber incurrido en alguna falta, lo
que sería irreparable para los aprendices que confían en él. Recordaba las palabras de los Venerables
Guardianes de los Portales del Norte, del Sur y de Occidente pero aquí, en el
Oriente, solamente el silencio se hizo presente. Desglosa las herramientas
recibidas: Callar, Saber, Osar. ¿Qué falta entonces? La disciplina en el
discernimiento le conducen a la respuesta: ¡Oír! Ahí estaba lo que le habían
entregado. Y el Cuatrívium quedó completo. Se levanta lleno de gozo. Ahora sí podría
entregar los instrumentos de trabajo de los adeptos en apoyo de la
Iluminación anhelada. Callar para saber actuar al escuchar la voz del
interior. Así, se puede aspirar al reconocimiento del Ser, en donde se
rechaza la ignorancia para alcanzar la templanza que liberará la sujeción a
las emociones en donde anidan la envidia, la vanidad y la ambición. Cuatro conceptos básicos en la Doctrina Secreta
al alcance de todos los seres humanos y que fueron arrinconados bajo el
sofisma del Misterio Esotérico. Es cierto que los grandes sabios de la
antigüedad hablaban de los conocimientos ocultos, lo que degeneró en el morbo
de las generaciones posteriores. Sin embargo, se dice que son ocultos porque
están en el interior de cada ser humano y que no pueden ser vistos por los
demás. Es decir, que el conocimiento no
necesariamente se encuentra en los grandes sabios, sino que están al alcance
de todos y cada uno de nosotros, que al descubrirlo, pueden ser utilizado
para el desarrollo personal que beneficiará directamente a toda la familia y
círculo de amistades o laboral. Ver a la sociedad actual, es triste. Los
Hijos de Dios han sacrificado su divinidad por la esclavitud del consumo que
aumenta día con día, las necesidades ficticias, para sembrar la angustia en
la insatisfacción de no alcanzar los objetivos materiales que otros tienen,
sin reflexionar cuál es la verdadera causa interna que obstaculiza nuestro
crecimiento, para responsabilizarnos en el cambio diario. El mundo es en el presente, muy frío. Los
jóvenes se encarcelan en el ruido y la distracción de las vanidades, que les
desvían de su actividad escolar o familiar. No escuchan y se pierden, porque son
fáciles presas de los comerciantes de la muerte con drogas evasivas. Los adultos, por su parte, tampoco saben
escuchar y por ello, se despreocupan en sus compromisos con los jóvenes. ¿Por
qué se han perdido estas capacidades? La respuesta inmediata remite a la
crisis angustiante que se vive diariamente. Se traslada así, la
responsabilidad propia a factores externos que solapan la resignación en
donde los valores humanos y sociales, ocupan un lugar sin importancia. Empero, ¿por qué no intentar un cambio? Hacer
un alto en el camino para reflexionar y en ¿por qué no osar en el silencio?
Descubrir que los caminos de Dios son inescrutables, pero para cada persona,
solamente existe un camino: ¡El propio! El descubrirse así mismos y escuchar
esa voz interna que pide ser atendida con urgencia. No requiere mucho tiempo. Por la noche, antes
de dormir, se puede hacer una oración al Padre Creador. Se respira
profundamente tres veces con los ojos cerrados para ir en busca de un niño,
ese niño que alguna vez fuimos en el pasado y olvidamos. Encontrarlo y ver
qué es lo que está haciendo para iniciar un diálogo en donde se descubran los
proyectos y anhelos del pequeño. Abrazarlo con profundo amor y compartir los
sueños y compromisos para realizarlos. Un diálogo interno que nos indicará los errores cometidos y en la reflexión madura, la forma de solucionarlos para alcanzar los objetivos materiales y espirituales. Ese niño espera que le amen. Y al amarse a uno mismo, puede uno entonces, pensar en amar a los demás. Despertar con alegría por la nueva oportunidad que nos brinda el Creador de los Universos, para poder ser mejores y evolucionar. IX.- Los Encuentros del Destino XI.-Los
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