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Tomo I
Capítulo Segundo
Por Mario Luis Altuzar Suárez
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La Revelación del Poder del
Origen
Al subir los Montes Cámbricos, los
aprendices del Maestro Iniciado Hebert discurren sobre la importancia de la
Enseñanza en la conexión del cuerpo con el Espíritu, que les permitirá
interpretar los acontecimientos del momento y participar en la solución de los
problemas. El ejemplo es Merlín, en su posición de Consejero del Rey Arturo. Taciturno, Irvin observa que
pensar de esa manera es limitar a la vanidad y al beneficio personal los
Augustos Misterios del Universo. Les recuerda que no llegaron por curiosidad
ociosa hacia lo oculto, sino por un sentimiento profundo de búsqueda de la
Verdad en el interior que les conduce a lo Divino, al conocimiento y con la
misión superior y desconocida, que deben buscar dentro de sí mismos. El joven adepto, de 18 años de edad,
es hijo de un prominente comerciante del Reino de Gales. En el Archivo de
Merlín se le considera como “verdaderamente humilde”. Siempre callado, en la
reflexión constante de los preceptos de la Enseñanza que confundían sus
compañeros con el dolor de la tristeza, nada extraño en esos días aciagos por
las incursiones militares en la lucha por el poder y ambición de riqueza. Sin embargo, su rostro
manifiesta, en realidad, la profunda paz interna y proyecta amor, ¡mucho
amor! Goza con escucharles aunque procura alejarse del bullicio. Busca algo
más profundo que el simple conocimiento de lo oculto. “Tiene una necesidad de
saber el por qué está aquí, en este tiempo y espacio, siente la angustia al
desconocer lo que sucede en su ser, porque intuye que tiene que entregar algo
a la humanidad, algo que no puede descubrir”, se asienta en el legado del
Archivo. En alguna ocasión que Merlín
platicó con Irvin, supo que por viajes constantes en que acompaña a su padre,
conoció muchas sectas. “Comentó que eran tan diferentes pero convergentes en
la manipulación del Misterio y el culto a la banalidad, al egoísmo y al poder
del sacerdote o pastor”, describe el Consejero Real. Para Irvin, conocer al Maestro
Hebert fue una experiencia de reconciliación con la honestidad, la disciplina
y la lealtad del hombre con las Ciencias Ocultas y el respeto de la vida.
Desde ese instante sabe que puede descubrir los secretos que tanto le
intrigan y aprende que jamás ha estado solo. “Dios está en todos y cada uno
de sus hijos, en todo momento y en todo lugar”. Irvin tiene sueños que no
entiende. Uno de ellos se repite constantemente. Se encuentra con seres
brillantes y luminosos. Unos son tan parecidos a la forma y constitución
humana con la diferencia de ser plateados y resplandecientes, y otros, con
rasgos tan raros de color blanco azulado. Sin embargo, ¡no le causan temor! Al despertar, empero, no recuerda
lo que le dicen esos personajes. Es difícil entender la razón que origina esa manifestación y
lo que desean transmitir. Disfruta el tenue calor recogido en la armonía de
los sentidos, con suave olor de flores y un mundo mágico de colores. El adepto había experimentado su
capacidad de sanación. Con sólo tocar a las personas y llenarlas de amor,
logran curarse. Pero se cohibe ante la fama que empieza a correr y despierta
su miedo de sembrar el fanatismo que desvíe hacia su persona, una gracia que
solamente se le puede y debe reconocer al Padre Creador y a él, únicamente
como su instrumento. Genera comentarios encontrados
entre sus conocidos y amistades. Unos creen que es demasiado sencillo al
grado de considerarlo demasiado ignorante y hay quien se atreve a juzgarle de
egoísta. Las personas, en cambio, le agobian con sus necesidades inmediatas
sin importar que exigen del galés, más allá de lo que puede darles. ¡La
condición humana es tan insensible y tan incomprensible! Una noche se le presentó una
mujer de belleza física casi perfecta: Sus cabellos largos hasta las corvas
que se movían en un resplandor amarillo como si bailaran sobre su vestido
negro vaporoso y alisado por sus manos finas y delicadas y su piel nacarada
en el rostro, atraían a los sentidos. ¡Toda ella se manifestaba en una
belleza íntegra por el inmenso amor que proyectaba al mismo tiempo que
despedía una luz blanca brillante! Esa luz que irradia el diamante de su
frente, penetraba los recovecos del pensamiento para brindar armonía y
confort en el soñador. “¿Quién eres?” Pregunta Irvin. La
sonrisa femenina revela: “Luz” Sorprendido le interroga: “Pero... ¿qué eres?”
La respuesta: “Luz” y después de una leve pausa añade: “Soy Luz del Amor
Divino. He venido para invitarte a dar un paseo. ¿Lo deseas? Todo es por
libre albedrío”. Ante la dulzura de la voz
femenina, Irvin le entrega su mano y empiezan a elevarse. Flotan sobre la
tierra y después de juguetear en el astral, descienden a un Templo de Luz que
se ubica en el planeta pero... ¡en otra dimensión! Luz del Amor Divino le explica:
“Tú eres como la base de un pilar. Y tienes que transmitir esta Enseñanza”. Cuando intenta preguntar, sellan
sus labios el tibio índice femenino para proseguir caminando hacia el
interior del santuario. Se abren unas puertas muy pesadas para franquearles
el paso a un salón inmenso y muy iluminado que en medio, sobre el piso,
muestra la magnificencia de un ojo gigante que emite rayos de luz. Ahí lo
coloca de pie y la mujer se retira a una distancia prudente. El joven escucha un sonido
acompasado en el techo. Levanta la cabeza y observa como baja una luz
amarilla en forma de pirámide que le cubre todo el cuerpo. Experimenta
vértigos fuertes al sentir que todo gira en su rededor. En cada vuelta
cambian los colores llenos de vida y que le hacen sentirse diferente. Se llena de gozo de la energía
divina. Cuando retorna la calma, se percata que su vestimenta es diferente:
Una túnica blanca. La Guía le toma de la mano y le conduce a otro salón y le
dice. “Aquí, sólo guarda silencio y escucha la Enseñanza. Todo quedará
grabado en tu memoria y en su momento sabrás aplicarlo”. La voz fuerte y serena que sale
del frente del lugar, le obliga a voltear y mira a un anciano de cabello
largo blanco que instruye a otros seres vestidos al igual que él. Su rostro
parece el de un niño por la dulzura que transmite. ¡Cuánto amor inspira! Se
acomoda y escucha: “Tienen que despertar y conectar
el alma con el Espíritu para recordar las potestades del Origen. Tienen que
manifestarse en la verdad de su ser y comportarse en cada momento de su vida
con honestidad, respeto y amor. ¡Principios que deben hacer vida! Son muchos los
que pueden ser llamados, pero sólo llegara aquél que encuentre el verdadero
camino”. Indica que “a muchos se les
invita y pocos son también los que escuchan y aceptan. Ustedes están aquí,
son invitados a la Gran Obra de Perfecciones que se vio obstruida por la
contaminación de la obscuridad en la humanidad. Ustedes que escuchan esta
invitación para encontrar el Poder del Origen que se manifiesta en el
Espíritu, tendrán que pasar por la prueba de la Entrega y del Amor”. Por momentos, Irvin cree que el
anciano refleja el rostro de un león hermoso. Se concentra en la explicación:
“Harán vida del Perdón porque no pueden albergar en sus corazones limpios, al
rencor. No puede existir ningún tipo de emoción negativa en su cuerpo; las
tentaciones de la pasión malsana, las tendrán que controlar y renunciar a
ellas para rechazarlas. Y de sus actos, dar vida a las obras con sus
virtudes, construyendo la Fe en los hermanos y sembrando la esperanza del
Tiempo Nuevo”. Les indica que “aquí van a
conocer profundos Misterios en los cuales la Tierra se verá envuelta por la
obscuridad y la vanidad del poder temporal. Aquí van a ser preparados para
transmitir esta Enseñanza y poder elegir a aquellos que podrán sostenerla a
través de los tiempos, hasta que llegue el momento de reunirnos todos
nuevamente y preparar la Tierra para la Gran Venida”. El Maestro Ascendido
guarda silencio. Cuando regresa a su cuerpo, Irvin
comprende que debe estar allí, en ese Templo de Luz. ¡Mantenerse firme y
aceptar la invitación! ¡Sabe que no ha sido un sueño y se pregunta: “¿Cómo
saber el momento para descubrir el mensaje?” Ha pasado tiempo desde que vivió
la Revelación. Ahora, en los Montes Cámbricos, siente que la cita está muy
cerca. Y está seguro que es el Maestro Hebert el que le conducirá al
cumplimiento del Mandato Divino. Cierto es que el momento de Irvin
no es el nuestro. Avanzaron inexorables los siglos y a las nuevas
generaciones nos dogmatizó la ciencia y sus limitaciones. Los Templos de Luz
fueron cerrados y satanizados por los comerciantes de la Fe. Sus férreos
controles y persecuciones ¡son tan insignificantes ante la Grandeza del
Creador de los Universos! Hay registros en la historia,
imposibles de ocultar por el escepticismo sembrado por beneficiarios de la
ignorancia. Puede mencionarse a Martín Lutero, el agustino preocupado por la
salvación del hombre, a Saint Germain o a los liberales que en 1717
intentaron quitarle la sotana al hombre para que caminara al lado de su Padre
Creador. Una confirmación de que la Enseñanza de La Gran Hermandad Universal
tiene muchos caminos. Cierto es que esas obras fueron
desviadas por las ambiciones de los sucesores, pero, ¿cuántos de aquellos que
se ilustran en la lectura no han sentido la necesidad de que tienen que
ofrecer un servicio? ¿Cuántos seres considerados comunes como obreros y
campesinos, en sus sueños no se han visto en un Templo de Luz en donde
reciben un mensaje que después olvidan por el aquí y el ahora’ ¿Cuántos
intuyen que algo importante deben hacer y se angustian por no descubrirlo? Es el tiempo y la Revelación está
presente. ¿Por qué negar que Elías vendrá en el Tiempo Final? Debemos
recordar que el Gran Maestro Iniciado Jesús estuvo entre pescadores y gente
del pueblo. V.- ¿Quiénes son los Elegidos de Dios? VII.-El
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