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Tomo I
Capítulo Tercero
Por Mario Luis Altuzar Suárez
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Reconfigurar la Consciencia Primaria Merlín se despierta más temprano
de lo normal. Se muestra inquieto. Vestido aún con su camisón de dormir, se asoma
a la ventana para mirar el todavía cielo estrellado. Sus pensamientos navegan
la interrogante: "¿Cómo será el primer enfrentamiento que tendré hoy con
la obscuridad?" Cualquier fantasía es insuficiente. Se dirige al cubo de agua para
bañarse con agua fría. Toma su túnica negra con estrellas plateadas y la ciñe
con un cinturón dorado. Después, prepara el té para su Maestro Hebert y unos
panecillos negros con mermelada. Desconoce el tamaño del enemigo y busca las
energías para fortalecer su cuerpo. Equivocadamente piensa que el
Iniciado indogermánico duerme. Y sin embargo, amoroso y en silencio le
observa en cada movimiento. Siente su vibración inestable. Sonríe al traducir
los pensamientos del aprendiz. En la formación de la Conciencia Primaria,
difícil es encontrar las respuestas en el enfrentamiento. Los primeros rayos de la
alborada, coinciden con el movimiento cotidiano de los súbditos del Rey
Arturo. Minutos después, tocan a la puerta de la casa del Maestro los demás
adeptos que se encuentran listos para proseguir la Enseñanza de la Doctrina
Secreta. Dispuestos a entregarse en la lucha anunciada. Hebert los conduce hacia el
centro de un valle florido y protegido por un bosque de árboles robustos.
Cerca de una acacia, el guía les ordena que formen un círculo y tomen
asiento. Les ordena alzar la mano derecha apuntando con el índice al Oriente
y girar hacia Norte, Occidente y cerrar en el punto de partida con un
cántico. Dice: "Hermanos míos, el
Templo está abierto. Solicitemos la protección de los Cuatro Venerables
Maestros de los Portales y de los Cuatro Venerables Hermanos Elementales,
para presentarnos ante el Padre Creador de los Universos y pedirle una mente
fuerte y lúcida en estos momentos cruciales." Respiran profundamente y con los ojos cerrados aceleran la
respiración para impulsar su energía interna hacia el Cosmos y jalar la
energía de la Tierra. Los mentalistas visualizan un hermoso espectro de luz
blanca, coronada por una pirámide dorada que alberga en el centro, un corazón
radiante de palpitar fuerte. Con ese gozo interior, el Maestro
les indica que invoquen a la Fuerza del Portal del Norte y al mismo tiempo,
que activen la chacra de la raíz que se encuentra muy cerca de los genitales.
Los adeptos sienten la excitación sexual que controlan al pasar al siguiente
paso, que es activar la chacra del baso, con la inquietud de sentimientos
encontrados. Los conduce en la regresión del
tiempo. Adam se observa como un niño de cinco años que es golpeado por su papá.
Fija la imagen y descubre el argumento paterno: "La letra con sangre
entra". Se endurece el semblante del adepto y grita: "¡Es injusto!
Yo cumplí mi tarea aunque no me gustaba porque prefería dibujar". "¿Qué sientes?"
Interroga el guía. "Coraje y resentimiento. ¡Si hoy pudiera, me
desquitaría de lo que me hizo! Debe pagar su injusticia". Con voz
serena, el indogermánico le sugiere que tienda un manto de luz en la figura
del papá. ¡Que le perdone! No es responsable de aplicar correctivos que él sufrió
y considera adecuados. Merlín, por su parte, rechaza la
regresión. Prefiere mirarse al lado de los Caballeros de la Mesa Redonda.
Explica que se siente bien en ese lugar, en donde le reconocen sus méritos y
su grandeza. ¿Para que ir al pasado doloroso? ¡Mejor es disfrutar el presente
con sus privilegios! "¿Tienes miedo?" Le
interroga Hebert. Responde: "¿Miedo, yo? ¿Por qué habría de tenerlo?
¡Soy el principal consejero del Rey! Mi poder es grande en el mismo Castillo
de Avalón. ¡Cualquiera lo sabe!" Hebert cuestiona: "Entonces, ¿por
qué negarse a mirar su infancia?" El Aprendiz acepta el desafío y
lentamente inicia la incursión en la memoria. De pronto, tiembla el cuerpo de
Merlín que transforma su gesto facial en el reflejo del miedo. Observa un
bebé de escasos meses. Es él, cuando unos familiares lograron salvarlo de los
aventureros que asesinaron a su familia para despojarles de sus propiedades.
¡Estuvo tan cerca de la muerte! Y quedó en el desamparo. Los músculos del rostro se
tensan. Exclama: "¡Hoy tengo el poder para castigarles!" Hebert
cuestiona la posibilidad de que los responsables ya no vivan. "Maestro,
¡debe hacerse justicia!" Más, ¿cómo hacerla? El Iniciado indogermánico
le señala que el tiempo ha pasado y acumular el rencor esclaviza al hombre en
la insatisfacción perenne. ¡Debe perdonar y liberarse de esa amargura y
dolor! Les ordena que envíe mucha luz y
con el corazón, pida perdón al Padre Creador de los Universos, por haberse
dejado vencer por el resentimiento y la amargura con el deseo insano de la venganza que le encadena al pasado
para impedir su crecimiento al servicio de la humanidad y evitar que se
repitan esos hechos en otros seres indefensos. Una vez que los adeptos han
cumplido el ejercicio de llenar esos dolorosos recuerdos con amor y luz,
aspiran profundamente y mueven la cabeza en círculo para abrir los ojos y
expresar que se encuentran más ligeros y tranquilos. Escuchan a su Maestro:
"La Conciencia Primaria se manifiesta en el Centro de Energía Uno
Tierra, porque aquí se encuentra la fuerza del origen del cuerpo del
hombre". Si partimos del hecho de que la
raíz es la que mueve la parte sexual del ser humano, el erotismo como parte
del amor y la fuerza de atracción, se ha minimizado su función al instinto de
la satisfacción y el placer, bajo la magnificencia de los egos internos que
ocultan los miedos y las frustraciones. Existe el enlace natural del
Centro de Energía Uno Tierra con la chacra del baso, que rige las emociones
del hombre. "Si partimos de que la Conciencia Primaria se forma con las
impresiones que se adquieren y manifiestan desde el principio de la vida y
que es el origen de la formación del individuo al acumular ese conocimiento,
encontraremos que en su mayoría, no son emociones netamente positivas",
deduce. Añade el Iniciado que "es
mucho más fuerte la impresión negativa por el daño que causa y graba el dolor
en el inconsciente. Lo positivo tiende a soslayarse, por la paz que otorga.
La paz es armoniosa y lo negativo es destrucción, entonces, duele y es lo que
más impacta". Debe entonces, modificarse estos
dos Centros de Energía para reconfigurar la Conciencia Primaria. "El
Iniciado recibe, entonces, el equilibrio en su interior. La Conciencia
Primaria es la que otorga el equilibrio interno en el ser humano. ¿En qué? En
sus emociones, basándose en el equilibrio del reconocimiento de lo que
aconteció en su vida y que ahora puede corregirlo a través del amor",
les indica. Adam interroga: "¿Cómo puedo
alcanzar el equilibrio si me han causado daño y no me han amado?" Hebert
le responde: "A través del amor y el perdón para alcanzar la Templanza.
No que se vuelvan fríos. Si no que tengan una mayor comprensión en el
razonamiento de los acontecimientos de su entorno. Eso es lo que hace que
encuentran la paz interna. Ese el principio de la Conciencia Primaria". Hebert profundiza: "El abuso
que sufren los niños y los jóvenes por el sometimiento a la educación formal
y la familiar, causa daños que se fijan en el inconsciente y determinan el
comportamiento de los hombres, encubriendo esos vicios en el autoritarismo,
el egocentrismo y lo más grave, en la envidia producto de la baja estima que
inhibió en el pasado las virtudes que cada uno tiene". La regresión conduce a buscar y
con valor encontrar las razones de ese comportamiento que genera sentimientos
adversos en el entorno y con la Luz del Conocimiento Divino, debe buscarse
perdonar los daños que se causaron, mediante la razón del Ser: Era indefenso
para defenderse pero ahora, la ascensión de mi Ser exige perdonar. En un razonamiento mundano podría
decirse que es injusticia. Para la Enseñanza esotérica es aprendizaje. Un ejemplo: De pequeño se
sufrían golpes de un padre alcohólico y cuando crece puede descargar en el
anciano, los golpes, lo que sería una injusticia por la desigualdad de
fuerzas físicas. ¿Cuál sería el razonamiento de un
Iniciado? "He aprendido que yo no debo ser como él. Superar lo que dejó
en mí y no karmarme por ese recuerdo negativo y en cambio, evitar que se
repita en mi persona y que no ocurra en el indefenso que esté conmigo". Para liberarse del efecto, se
debe perdonar. En ese momento, por la Ley Universal de la Causa y Efecto, esa
fuerza negativa que se acumuló en forma de resentimiento o deseo de venganza,
se libera y permite el equilibrio interno para poder aspirar a ser superior
en relación con uno mismo, porque es uno el que está decidido a evolucionar. Al liberar del interior esa
energía destructiva, no se queda en el entorno, sino que regresa al lugar de
origen. El karma se revierte. Hebert precisa: "Lo que a mí me daba un
karma de dolor y sufrimiento, ahora me da la libertad que se convierte en
armonía, equilibrio y aprendizaje, pero aquél que me hizo el daño se le va a
revertir de muchas maneras y que no está en uno elegirlas. Puede ser en
remordimiento, arrepentimiento o insatisfacción". Más claro: Un karma es un dolor
generado por segundas o terceras personas, que cuando se libera el Ser se
ilumina en la armonía. Por ello, la Conciencia Primaria se construye a través
de la Templanza en el equilibrio de las emociones y por lo mismo, todos los
seres humanos, por el hecho de ser poseedores de los Centros de Energía
Internos, pueden aspirar al Secreto de los Grandes Iniciados. La excepción serían aquellos que
desean seguir siendo esclavos de sus propias pasiones, de sus propias
tendencias que no les permiten perdonar y que se niegan así mismos a dejar de
sufrir. Se incluyen los que gustan de someter a otros para ocultar sus miedos
en una falsa posición de orgullo y egocentrismo. El enfrentamiento con la oscuridad,
entonces, es personal y necesario para reconfigurar la Consciencia Primaria y
poder así, iniciar el sendero de la comprensión de que somos Hijos de Dios y
podemos ejercer nuestro derecho de vivir en libertad. I.- El Desarrollo de la Consciencia Primaria III.-Despertar
de los Centros de Poder Página
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