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Tomo I
Capítulo Primero
Por Mario Luis Altuzar Suárez
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Riesgos elevados de la Zona
Prohibida
“¡Despertad! Esto que a ti te
acontece, sucederá a muchos sin que se den cuenta”, dice una voz firme y
suave en la ensoñación de Merlín y anticipa que “los tiempos se dejarán venir
y la Zona Prohibida se volverá una realidad”, en donde la única defensa
posible es el reconocimiento del Amor a la Divina Presencia del Padre Creador
de los Universos. “¿Cuándo será eso?” Pregunta el
Mago y escucha: “En el Despertar del Espíritu”. La experiencia individual del
alquimista muestra el diagnóstico de la sintomatología: Terribles dolores en
el cuerpo sin enfermedad aparente, sueños inexplicables, mareos, sudores,
premoniciones. Merlín ya había tenido un sueño
en donde veía que extrañas estrellas giraban al bajar a la tierra, sin
destruirse por la fricción atmosférica. Se transformaban en colores. La gente
vestía raro: Mujeres con el cabello corto y las piernas descubiertas, los
hombres con cabellos largos como colas de caballo. Vio que las grandes ciudades
mostraban un aire enrarecido por el humo que despedían grandes chimeneas de
los edificios que escupían humo y de los vehículos metálicos en que se
transportan los seres humanos con los ojos enrojecidos y con tapabocas. Lo
que más llama la atención del Consejero del Rey Arturo es esa luz opaca,
triste y con el dolor del hambre y animando a la autodestrucción en las
centellas rojizas que cubren como un halo invisible a cada una de las
personas. En la visión reciente llama su
atención esas lunas mecánicas alrededor del planeta que emitían sonidos
imperceptibles y tan diferentes a los conocidos por el Mago y que se angustia
al poder traducirlos: Sexo, dinero, alcoholismo, prostitución de las ideas y
de los cuerpos. Hombres robotizados en el trabajo y marcados en la piel con
barras y números que corresponden a minúsculos aparatos insertados en la
dermis humana. Abre los ojos con inquietud. Se
levanta y acude rápidamente con su Maestro Hebert para preguntar sobre la
experiencia recibida y oye con atención: En la Zona Prohibida existen muchas
puertas, como si se tratase de un laberinto, y debería atraversarlas para
conocer y entregarse a los misterios que custodiaban. Tendría en el miedo y
la duda a sus principales enemigos. Merlín tenía la fortuna de vivir
en el siglo V y la oportunidad de contar con la guía oportuna de un Maestro
Iniciado para explorar la Zona y extraer la enseñanza legada por las escuelas
herméticas, en la preparación interior del ser humano y que, al cumplirse el
tiempo, se pudiese recuperar en medio de los retos de lo inesperado. Las entidades y presencias de la
Zona Prohibida, explica Hebert, se alimentan de las emociones humanas como la
angustia, el dolor, la miseria, la enfermedad, los odios, la maldad, la
destrucción. El único escudo posible para defenderse, “recuerda bien, Merlín,
es el amor y el perdón”. Inquiere el discípulo: “¿Acaso
amar y perdonar no son emociones del hombre, Maestro?" Y escucha que el
amor es una Fuerza, un Poder legado por Dios al ser humano para sostener su
equilibrio y vivir en armonía consigo mismo y con la Obra del Creador y,
reafirma su confianza en la Energía de la Fe para caminar con seguridad. El Perdón, en tanto, implica la
redención de la deuda y, por consiguiente, ofrece la Liberación. El ser humano
debe encontrar la causa de su insatisfacción en su interior, mediante un
análisis honesto y transparente, para extraer la experiencia y perdonarse así
mismo o perdonar a terceras personas. Al alcanzar su Libertad, el hombre
adquiere, entonces, la Templanza. Pasar por la Zona Prohibida, le
anticipa el Maestro, es enfrentarse con el Yo interior porque las entidades y
presencias buscarán magnificar las debilidades con el objetivo de provocar el
miedo o de presentar los vicios con tentaciones disfrazadas de ofertas
divinas o celestes, con la intensión de anular la fuerza del espíritu. Confuso, el aprendiz de
alquimista cuestiona sobre la realidad de esos seres ajenos a nuestra Tercera
Dimensión y ¿cómo pueden existir entidades sin espíritu? ¿No es lo mismo alma
y espíritu? “¡No!”, responde el conductor de Merlín y le aclara: “El Espíritu es la Fuerza Divina
que le otorga el Padre Creador de los Universos al Hombre y es por lo tanto,
una Fuerza de Amor. El Alma es la entidad que alberga las emociones en todos
sus parámetros y quien las equilibra es el Espíritu, esencia de amor que
cubre al cuerpo, residencia del alma. Más claro: El Espíritu no está
adentro del cuerpo, sino que lo envuelve y, por su capacidad de
desdoblamiento, le advierte que debe acelerar su preparación para que al
salir de la Zona Prohibida evite traerse presencias del lugar. “Ten cuidado.
Ofrecen poderes, placeres, riquezas y al final, cobran muy caro.” "Cada vez que te sientas
mal", le orienta el Maestro, "debes liberarte." ¿Cómo hacerlo?,
es la pregunta y le responde: "El uso del baño con infusiones y la
oración es un legado de todos los tiempos." La forma en que cobran sus
favores esas entidades de la Zona Prohibida, incluye a los seres queridos,
las cosas más amadas y a la misma alma para tenerla a su servicio. Ejercen el
poder de la ilusión para engañar a los ambiciosos y vanidosos y que
pretenden, sin mayor esfuerzo, la comodidad de la vida, señala Hebert. El indogermámico se muestra
confiado en la fuerza espiritual de su alumno y le amplía que llegará el
tiempo en que la Zona Prohibida se presentará con fuerza y vigor en la vida
cotidiana de los hombres: "Los muertos buscarán posesionarse de los
vivos, los hombres renegarán de sus gobernantes, habrá enfermedades sin
curación posible, se endiosará a la tecnología humana genética que permitirá
la clonación de seres vivos, habrá una devastación de los sistemas
financieros y económicos por la fragilidad real de sus máquinas, entre muchas
otras calamidades." Hay una razón que lo explica: Los
científicos han propuesto la tímida teoría de que así como la luna gira
alrededor de la tierra y las dos lo hacen alrededor del sol, la galaxia
estaría en movimiento elíptico de aproximadamente treinta y cinco mil años.
Con esta base, de acuerdo a la cercanía o distancia de la tierra del sol se
registra el fenómeno de las estaciones del año, entonces, la galaxia llegará,
según los metafísicos, a una Zona Nula, fijada por algunos para el dos mil
dos y mientras que para otros ya inició en 1995. Mientras los gigantes telescopios
en el espacio dan o quitan la razón a estos teóricos, debe considerarse que
la tierra es un ser vivo y por lo mismo, manifiesta su propia evolución
natural con movimientos en donde se modifican sus centros de energía o
chacras, con el desplazamiento de sus polos y la movilización de las placas
continentales con las consiguientes erupciones volcánicas y terremotos o
maremotos y que dieron origen a la teoría científica de las cinco eras
geológicas anteriores a la presente. Su intensidad puede alcanzar
mayores proporciones apocalípticas debido a la agresión sistemática del
hombre a un planeta que recibió el Don de la Vida desde el Principio de los
Tiempos para hospedar la temporalidad de la especie humana. Aligerar esos
riesgos, es posible en forma individual con el Despertar del Espíritu. En palabras del Maestro Hebert: “Es el tocamiento de las fuerzas astrales en el cuerpo físico, que mueve el poder interno, el gobierno de la mente sobre el cuerpo con sus Centros de Energía, a los cuales se les debe despertar con la guía celosa de un Maestro, porque la improvisación conduce al atrofiamiento, pérdida de memoria, insensibilidad del cuerpo, y en algunos casos, puede degenerar en la locura.” VII.- Despertar del Espíritu IX.-Liberación
de Merlín de la Zona Prohibida Página
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