Del Archivo
de Merlín
Por Mario Luis ALTUZAR SUAREZ
* Merlín se Enfrenta a sus Miedos* Quitar los Miedos Sana al Cuerpo
E
l fresco crepúsculo de este día de primavera sorprende a Merlín en su cuarto de trabajo, ensimismado en sus pensamientos para aplicar el conocimiento en la preparación de unas pócimas de liberación que utiliza cuando atiende a los aldeanos que acuden en busca de su auxilio, ya que estos preparados requieren de tiempo y dedicación.Estos momentos los aprovecha el Mago para estar en comunicación con su espíritu en los tiempos en que espera el reposo necesario para las pócimas y reconoce que el ser humano está sumergido en los miedos, los cuales se traducen en diferentes reacciones emocionales que se reflejan en su comportamiento.
Así que solicita a los Maestros Mayores que le guíen con algún ejercicio sencillo con el que pueda dirigir a sus aprendices. Escucha con profundo respeto la respuesta: "Merlín, querido hermano, debes primeramente ubicarlos en que el miedo no es el símbolo de cobardía, ya que esto, provoca que lo nieguen y no dejen fluir la información del subconsciente para liberarlo".
Prosiguen: "Debes indicarles que para el encuentro con el Espíritu se requiere valor, honestidad y fe. El valor, mi querido hermano, debe tomarse como causa del reconocimiento de ser el producto de las emociones sembradas desde su infancia. La honestidad como fuente de energía para dejar fluir armonía y confianza. Y la fe del descubrimiento de ellos mismos para un cambio dirigido a la Fuerza Divina".
Explican los Maestros Mayores que estos tres principios son básicos y es necesario que los practiquen en cada uno de los ensayos, ubicándose siempre a la desnudez de su cuerpo astral inferior: El Alma que es la fuente de energía emocional que los gobierna por las impresiones adquiridas desde el seno materno.
Por ello, indican, deben de ser dóciles a la guía de la autoregresión para ir eliminando los miedos. Explican: "El miedo es una fuerza emocional incontrolable que provoca la desarmonía del razonamiento con el consciente, que ciega y ensordece el entendimiento, y es tan fuerte que lleva hasta la muerte".
Le señalan que deben practicar primero la confianza de ser verdaderos y mirarse así mismos, un ejercicio que les llevará al sendero para penetrar a la obscuridad que oculta el alma: "La obscuridad es la manifestación del miedo que se va generando para bloquear los estados de indefensión provocados por las impresiones, así que, antes, lavamos el cuerpo como si laváramos el alma".
Le indican: "les vas a inducir a que se miren desnudos y en el ensayo laven su cabello y lo peinen, son los miedos a la incapacidad del pensamiento que provocan pérdida de memoria o el olvido. Después de haberse lavado el cabello, deben de ver el rostro; la frente se la verán con una Cruz que lavarán hasta borrarla, ya que ello representa los miedos al pecado".
Prosiguen: "Verán sus ojos sucios y que indica los miedos que niegan ver a la verdad; la nariz taponeada que implica el miedo al rechazo del Padre, a no ser amados por el Padre".
Mencionan que "debes de ir indicándoles que ellos se deben ver de esa manera. Al ir bajando, observarán su boca cosida y que significa los miedos para hablar. Pasaremos a atrás de los oídos que estarán amoratados y los lavarán hasta dejarlos limpios, ya que esa figura representa los miedos a ser desviados en el camino y generan la inseguridad interna al escuchar consejos de dudosa procedencia".
Merlín escucha a los Maestros Mayores y observa su figura al momento de centrar su visión en la nuca y la encuentra deforme: "La lavarán hasta que quede correctamente moldeada para quitar los miedos a los espíritus. Los guiarás a que vean su cuello con una cuerda negra y que son los miedos al rechazo físico como la gordura, la fealdad, todo lo que se refiere a la apariencia física".
En el ejercicio se baja al pecho "que lo encontraremos cruzado por otra Cruz y que simboliza el miedo a amar y ser engañados, el miedo s sufrir la traición, el miedo a ser abandonados, la inseguridad generada por los padres por la poca o nula manifestación de amor. Ahora, lavarán su brazo izquierdo que lo verán negro, amoratado por que indica el miedo a morir y lo lavarán hasta que quede claro y brillante".
Al pasar al brazo derecho "lo verán rojo y ensangrentado porque es el miedo al rechazo social, el convencionalismo. Bajarán hacia la cintura y nos encontraremos nuevamente una franja negra en todo el entorno, es el miedo a la soledad, a la vejez y a la enfermedad. Bajaremos hacia la cadera y genitales; ahí encontraremos una gran capa blanca como una cubierta de yeso que golpearán hasta lograr romperla y desprenderla del cuerpo, ¡son los miedos a las virtudes, los miedos a las relaciones íntimas, el reflejo de la impureza y ser impuros ante Dios".
En el ejercicio se baja a la pierna izquierda que "la vamos a encontrar enlodada porque representa el miedo al fracaso y refleja las frustraciones y la inseguridad. Bajando hasta el píe encontramos en el talón nuevamente una capa de yeso que indica los miedos a ser descubiertos o quedar en evidencia, a que descubran sus intimidades o debilidades. Al ir hacia los dedos sucios y amoratados, observamos los miedos generados por los padres en la infancia".
Se pasa después a la pierna derecha que se mira toda cubierta de yeso y se tendrá que golpear con fuerza hasta que se rompa: "Aquí se reflejan los miedos a los enfrentamientos de las responsabilidades que nunca se han deseado aceptar".
Merlín se siente satisfecho al concluir el baño y constara que todo su cuerpo está limpio y en sus aprendices deberá sentir que se encuentran ligeros y tranquilos para pasar a la siguiente etapa que consiste en lavar los riñones inflamados y atrofiados a causa "de las aprensiones y los miedos a no proteger debidamente a la familia y sufran de agresiones". Se lavan con profundo amor.
Posteriormente se pasa al baso que se mira de color café e inmediatamente se lava para quitar los miedos a los problemas en la relación de pareja, "luego pasaremos a lavar el páncreas cubierto de los miedos acumulados por las desilusiones amorosas y luego pasaremos al hígado al que lavaremos junto con la vesícula a que ahí se manifiestan los fracasos del poder, el miedo a no poder imponerse a los demás".
Después se pasa a lavar la vejiga en donde se anida la duda y los miedos a que lo que deseamos nunca se dé. "Ahora veremos el estómago, aquí también encontramos miedos y síntomas de ansiedad y nerviosismo en donde se reflejan todas las emociones. ¡Cómo si fuese una digestión de miedos, se acumulan de todos lados! Así como es el colon por las presiones emocionales y el ritmo de vida agitado".
El punto siguiente se encuentra en las lumbares en donde "encontraremos la asiática, el miedo a la vejez y la impotencia sexual que se proyecta con el síntoma de reuma. Luego pasamos a limpiar pulmones. En los pulmones limpiamos los miedos y frustraciones también, las responsabilidades y la incapacidad de solucionar los problemas, que cuando no se pueden atender se genera la frustración manifestada en excesos de tos y flemas".
Un lugar importante es el corazón: "¡Ah! Aquí vamos a encontrar otra cruz que atraviesa al corazón, pero es peor ya que además lo veremos atravesado por una espada porque aquí se encuentran ocultos los miedos que se generan por las desilusiones a las peticiones con el Padre Creador de los Universos y que son producto de la falta de fe, amor y confianza. ¡Debemos lavarlos hasta ensangrentarlo y que quede brillante y hermoso!"
Posteriormente "subiremos a la garganta y lavaremos la impotencia para hablar lo que realmente se desea decir, generado en la infancia, en el momento en los padres no nos escucharon y nos ignoraron. Pasamos a los oídos internos. Lavamos hasta destapar los conductos para poder escuchar, ya que aquí se manifiesta la necedad a escuchar, las observaciones que puedan hacer sobre nuestra persona sin sentirnos agredidos".
El siguiente lugar es importante: ¡El cerebro! Debe lavarse de la morbosidad excesiva y del pesimismo que hace que lo sintamos muy pesado y nos transmite un exceso de cansancio y molestia como si fuésemos hostigados.
Los Maestros Mayores dicen, entonces, que "hemos lavado el cuerpo de los miedos y ahora dejaremos fluir la energía en todas direcciones y veremos frente a nosotros la palabra Miedo, con unas hermosas letras doradas, ¡grandes, inmensas! Y esperemos que sean ellas mismas las que nos traduzcan la razón de nuestros miedos".
Mencionan que "el miedo ya está fuera de nosotros pero para desprenderlo de todo nuestro campo astral necesitamos descubrir la palabra clave que lo ata a nuestro ser".
Merlín se quedó mirando la palabra Miedo. Se sentía liberado, tranquilo, protegido, ¡no había nada de que preocuparse! Pero la palabra Miedo ahí estaba y le tocaba a él descubrir la palabra clave para desprenderla de todo su ser. Aceptaba la responsabilidad que en él llevaba ahora: ¡No permitir que nuevamente penetrara en su ser! Así que debe de conservarse en un equilibrio total.
Se pregunta: "¿De qué manera podré lograr mantenerme en equilibrio?" Y la respuesta que encontró es: "En el Amor Divino". La voz de los Maestros Mayores ya no se escuchan y la palabra Miedo flota en su entorno hasta que desapareció, dejando solamente la vibración sin que el Mago manifestara temor alguno.
Reflexionó por un momento: "Como al ir lavando mi cuerpo, se fueron desprendiendo caras, imágenes, recuerdos, impresiones, que había estado adheridas a mi campo astral sin que me percatara de ello". Se sentía bien. Respiro profundo y dio gracias al Padre Creador por la Enseñanza recibida.
Está consciente de que aun le falta trabajo por hacer: Desconectar definitivamente el miedo de sus campos energéticos, pero al mismo tiempo, sentía la confianza de lograrlo y con entusiasmo cerró su ejercicio.
Tenía que descansar para las labores del día siguiente en donde tendría que llevar el trabajo que había recibido de los Maestros Mayores. Todo había sido muy claro y se acostó. Al cerrar sus ojos sintió esa vibración del miedo y vinieron más imágenes sin que él lo provocara. Iban saliendo, desprendiéndose al tiempo de que se iba manifestando seguridad interna.
Así pasó hasta que queda dormido. A la maña siguiente, como todos los días, Irvin fue a dar servicio a su Maestro. Merlín ¡había rejuvenecido y de inmediato lo notó el joven!: "Maestro, ¡cuanta fortaleza el día de hoy, es en usted! Se ve hasta más joven, con todo respeto. ¡Algún premio le dieron sus Maestros".
Merlín respondió con una amplia sonrisa: "¡Sí, mi hermano! ¡Me dieron miedo!" Sorprendido Irvin le pregunta: "¿Cómo qué le dieron miedo?" Merlín se ríe a carcajadas y adelanta: "¡Hoy lo sabrás! Y ¡verás que es de miedo!" En realidad, Merlín al liberar sus miedos regeneró energía en su ser, vitalizándolo y recibiendo juventud. Practicar este ejercicio, paso a paso, libera y sana el cuerpo y el alma.
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