Del Archivo

de Merlín

 


Por Mario Luis ALTUZAR SUAREZ

* El reino de Gales en la Miseria

* Conocimiento del Tiempo Luz

Es una tarde cálida que permite disfrutar a los jóvenes Principiantes un paseo por el bosque, cuando en eso, oyen el ruido de unos caballos cerca del lugar y por prudencia se esconden para observar a los viajeros.

"¡Mira!", comenta uno de los jóvenes, "son dos caballeros. ¿Qué es lo que les traerá por acá? ¿Cómo lograrían llegar?" En eso, uno de los caballeros cae al suelo, desmayado, y sin pensarlo, los jóvenes corren a darle ayuda. El otro caballero acompañante, también va muy débil. Así que se disponen a ayudarlos y comentan: "Llevémoslos con Merlín."

Los Principiantes solicitan auxilio para poder ayudar a los viajeros: "¡Ayuda! ¡Ayuda! Que hay dos personas desfallecidas." Al escuchar sus gritos, otros que estaban cerca de ellos, se aproximan a ayudarles. Es así como les llevan hasta el Monasterio para presentarlos con Merlín.

Cuando el Iniciado se entera, acude de inmediato para auxiliarles, ya que era totalmente extraño tener visitantes desde que había renunciado a estar en el reino. Su recia figura asombra a los recién llegados y el Lord Rowell exclama: "¡Merlín! ¿Eres una visión o en verdad estás vivo? Los dioses acudan a mi auxilio."

El Mago confirma: "¡Soy Merlín" Y le toma de la mano al preguntar: "¿Qué les ha pasado? ¿Por qué están en esas condiciones precarias? ¿Cómo es que lograron llegar hasta acá?" ¡Tantas interrogantes para la sorpresa de los dos hombres que indican: "¡Oh! Merlín, ¡estás vivo! Bendito sean los dioses que nos han traído hasta ti. Han sido días y noches en que hemos cabalgado y ha sido en círculo. ¡Mis esperanzas ya estaban muertas! Y en nuestro cansancio los caballos caminaron sin que nosotros los guiáramos, por lo débil que estamos."

Merlín ordena: "¡Traigan alimento de inmediato, para estos hombres que no han comido en días! ¡Traigan agua! ¡Traigan ropas limpias!"

Así, el Iniciado los deja en un cuadro en que los jóvenes se apresuran a atenderles bien. Una vez que han sido atendidos y vestidos, y después de haber comido, en la charla de sobremesa es el momento que Merlín aprovecha para preguntar: "¿Por qué me están buscando?" Existía renuencia en el Mago: "Renuncié a ser del reino Consejero. No creo ser, entonces, el indicado para ayudarles."

Los dos Caballeros cruzan miradas entre sí: ¡Aun no habían planteado los problemas! El rostro de Merlín es maduro, brillante y su pelo y barba canosos, ¡le dan una personalidad más fuerte de la que ya tenía!

Sir Jorge dice: "No sabíamos que hubieses renunciado al reino. Se cuentan muchas historias de ti. Una de ellas es que una gran bruja te había congelado en la montaña. ¡Y todos los que te han buscado se han perdido en el bosque! Así que se da crédito a esta historia. Otros comentan que los Cardenales del Papa te hicieron huir y que te fuiste a las Islas por temor a ellos. Pero teníamos que percatarnos de que era cierto. ¡Y así como nosotros venimos a buscarte a la montaña en el espeso bosque, así otros Caballeros te han ido a buscar a las islas!"

Merlín con seriedad y firmeza, responde: "Pues, podrán ver que ni lo uno ni lo otro. ¡Aquí estoy! ¡En mi mundo! Y es lo único que me interesa en este momento, por ello, no creo posible que pueda ayudarles en algo."

El Caballero ataja "¡Cómo es eso, Merlín! Ni siquiera nos has permitido explicarte lo que sucede." El Iniciado responde rápidamente: "No me interesa. ¡Renuncié y punto! Y si por eso piensan que terminé comido por un dragón, ¡pues que así lo crean!"

Rowell toma la palabra, en tono conciliador: "Merlín, ¡por la Hermandad que nos unió en la Mesa Redonda, debes escucharnos! ¡Por los votos y juramentos de un Caballero, debes escucharnos!"

En la audiencia surgen inquietudes. ¿Acaso Merlín fue un Caballero? Es el momento adecuado para que Merlín les proponga: "En este instante, considero que lo más prudente es que descansen y mañana hablaremos. ¡Será otro día!" Y sale del lugar.

Al dirigir sus pasos al Salón, se encuentra con el Hermano Ralph y le pregunta a Merlín: "Maestro, ¿qué es lo que acontece? No veo que te agraden los hombres que llegaron. ¿Son de peligro?" El Iniciado expresa: "¡No! No es que no me sean agradables. Pero renuncié a todo eso." Ralph insiste: "¿Vienen a pedirte ayuda?" Le confirma: "Así es, querido Hermano."

Prosigue: "Pero no encuentro sentido a escuchar siquiera el problema, si de todas maneras no voy a ir. ¿Para que oírles?" Ralpha dice: "¿Tan fuerte es tu dolor?" El Mago corrige: "¡Tan fuerte es mi renuncia!"

Ralph comprende que no es el momento de insistir y en un acto de prudencia le deja solo. Merlín recuerda aquellos momentos en que se inició como Caballero. Muy pocos sabían que era parte de la Mesa Redonda como un Caballero, ya que siempre se presentó como un mago al servicio de su amado Rey Arturo.

Sus pensamientos lo transportan cuando fue Iniciado. ¡Ahí estaba su Maestro Hebert, quien fue el que dio a los Caballeros, el nombramiento de la Mesa Redonda! En aquellos tiempos, luchó al lado de Arturo por la Libertad de su pueblo. Los bárbaros provocaban fuertes guerras deseando siempre apoderarse del reino y su riqueza.

Él, por sus poderes, fue dirigido hacia el aspecto mágico de las batallas lo que definitivamente lo hizo diferente de los Caballeros y por consiguiente, provocó que dejara la espada y tomara el Báculo, de tal manera que con la Fuerza del Poder de la Luz podía auxiliar en las batallas.

Fue allí, en esa Mesa Redonda en donde todos los Caballeros se juraron entre sí, Lealtad y Respeto, pero desde que llegaron los cristianos, Arturo se olvidó de sus juramentos para servir al Papa Gregorio, el triunfador con la espada en las puertas de Roma. ¡Y él, Merlín, sentía que no tenía porque servirles a ellos! Así que, piensa, "no hay nada de que lamentarse" y se dispuso a descansar y dormir.

Antes del alba, Merlín ya está despierto, dispuesto para comenzar un día más. Sin embargo, hoy es un día especial porque introducirá un nuevo grupo de jóvenes que han avanzado al Tiempo Luz del Padre Creador de los Universos y es le inyecta mucho ánimo. Se había olvidado de los Caballeros y sólo pensaba en sus Enseñanzas.

"Será un día muy fuerte para los jóvenes", piensa, "espero que nadie se quede atorado en el paso". Urbin, su fiel Aprendiz, ya le tiene dispuesta su ropa y como siempre, proyecta sus inquietudes personales sobre todo lo que acontece. La confianza que deposito Merlín en él, la tiene bien ganada, por su discreción y su alta lealtad hacia él.

"¡Querido Maestro, que la Luz de este día sea manifestación de Fuerza e su corazón!" Responde el Iniciado: "¡Gracias, mi pequeño Urbin! ¡Así se cumpla!" La interrogante emerge: "Querido Maestro, los Caballeros platicaron largamente con el Hermano Mayor Irvin, sobre los problemas del reino y no de los más graves problemas es que el Rey Arturo no camina desde hace meses y que la pobreza llegó como una maldición, ¡aun para ellos!"

Prosigue: "Los cristianos partieron ya, al ver que no había riqueza. ¡Que todo es sombrío! Como si estuviese muerto en vida, comentan del Rey".

Merlín ignora el comentario y pregunta: "¿Cómo me veo?" Urbin se desconcierta. ¡Eso jamás lo ha preguntado el Maestro! Y señala: "¿Escuchó lo que comenté, querido Maestro?" Merlín ataja: "Quiero que los jóvenes se sientan muy seguros de mí. ¡Hoy deben de estar con mucha Fe! ¡Con mucha confianza en ellos mismos! Porque deben atravesar la barrera del tiempo."

El joven hermano comprende lo que Merlín le ha respondido, así que, buscando más Enseñanza, interroga: "¿Cuál es la diferencia de la Barrera del Tiempo, entre un tiempo y otro? ¿Acaso no es el mismo?"

Merlín exclama: "¡Me sorprende que preguntes eso ¡cuando tú has atravesado ya la Barrera!" El Aprendiz confirma: "Sí, ya la atravesé. Pero, Maestro, ¿cuál es la diferencia?" El Iniciado apunta: "Si la atravesaste debes saber cual es la diferencia." El joven adepto comenta: "Pues, la verdad querido Maestro, no noto ninguna diferencia."

El Iniciado alza la voz: "¡Cómo es eso posible! ¿Entonces, en que tiempo estás viviendo?" Urbin responde inocentemente: "¡Con usted, Maestro!" Merlín expresa: "¡Ah! Mi Hermano, siempre buscando hacerme reír" y con calma y profundo amor, como siempre habla con el Aprendiz, le empieza a explicar:

"El Tiempo Luz, con el Padre Creador de los Universos, nos permite llevar la vida con sabiduría. Nos permite librarnos de fuerzas negativas, de manifestar vejez y con Él no existen los años, ¡siempre es un día más! En el Tiempo Luz no existe el pasado ni tampoco el futuro, única y exclusivamente el Presente."

Profundiza: "Del pasado aprendes a tomar el Conocimiento, la vivencia, la experiencia y reconoces el dolor, el disgusto, las satisfacciones y ¡sabes que lo has vivido pero no lo personalizas! Simplemente lo has vivido. No vives futuro, ya que el futuro no existe. Y lo que siembres hoy verás los frutos si lo dejas crecer, si lo cuidas para que lo coseches."

Reflexiona: "En el tiempo antiguo del hombre, en el que tú vivías antes, el pasado se carga siempre, se revive en toda su intensidad, lo personificas y nunca muere, de tal manera que no vives el presente por estar inmerso en el pasado. Y el futuro siempre lo ves con muchos proyectos, muchas ambiciones pero de todas ellas lograrás solamente por lo que te esfuerces."

Señala: "¡Y antes de que vivas el futuro ya estás viviendo el fracaso! Pero en realidad, el futuro no existe. ¡Son especulaciones que te evaden de la responsabilidad del presente! Sí que eres del pasado o del futuro. ¿Tú, cómo te consideras?"

Urbin responde muy serio: "Yo, querido Maestro, vivo el presente. ¡Con toda la intensidad que me permita recibirlo! Pero antes tampoco vivía de mi pasado ni de mi futuro, entonces ¡ya vivía en el Tiempo Luz del Padre!"

"¿Ha sí?" Pregunta Merlín: "Entonces, ¡ya eras sabio!" Urbin se defiende: "No. No era sabio Maestro pero no vivía ni pasado ni futuro. ¡No tenía oportunidad de vivirlo ya que el hambre y la miseria eran tan fuertes que me hacían recordar siempre el presente!"

El Iniciado concede: "Bueno, esa situación es dada por el mismo sistema de vida: ¡Tan dolorosa o tan miserable!, que el futuro no lo ves porque no hay esperanzas y el pasado es sufrimiento que evitas recordarlo. ¡Eso no es vivir con sabiduría, porque tú, bien pudiste aprender en tu tiempo sin llegar a esos extremos y no quiso hacerlo. ¡Y nunca pensó en el presente que era el efecto de las causas del pasado! Aclara: "La rebeldía y desobediencia para aprender a trabajar y valerse en la vida".

El Aprendiz se desconcierta: "Pero, querido Maestro, tú dijiste que tenía virtud. ¿Cómo es entonces que no tenía presente? ¿Cómo es eso Maestro?" Merlín responde: "Es bien cierto que la manifestación en ti de las Potestades, te hacen parecer virtuoso, ¡pero no lo eras! ¿Por qué? Simplemente porque esas Potestades no las usabas para un bienestar. Y las Virtudes deben ser aplicadas. ¡Y usted lo sabe muy bien, mi querido hermano!"

Añade: "En el Tiempo Luz del Padre Creador, siempre es un día más para aprender, de la Virtud su aplicación. Y todo lo que creas con firmeza, en su tiempo lo cosechas, en el Tiempo Luz no hay mañana. El día y la noche solamente son procesos através de los cuales organizas tu tiempo. Pero el mañana no está marcado y ahí no se conoce ni la hora ni el mes y cada abrir de ojos es vivir en la Virtud."

Le indica: "Ahora, ¡vayamos a nuestras tareas!"

Salen camino al Salón. Ya están los jóvenes esperando al Maestro. Con sus rostros alegres y gozosos, están dispuestos a la Enseñanza. Le dan la bienvenida a Merlín quien les indica: "Cerremos los ojos. Respiremos tres veces con profundidad y en armonía con el sol, ubiquemos nuestro día. ¡Hoy es un día más para aprender! El mañana no existe y el pasado es aprendizaje para mi presente."

Comienza a llevarlos a la reflexión con el Padre Creador: "Ante Ti, Padre Creador de los Universos, elevo mi alma para que en el camino me conjunte con el Espíritu. Vivir, entonces, en la Unidad con Tu Presencia."

Explica: "Con solo desearlo, logramos entrar el Tiempo Luz del Padre" y les indica que repitan: "Vivo mi presente y entro al Tiempo Luz del Padre". Al guiarles, les señala: "Pueden observar como túneles con figuras geométricas que les van absorbiendo a gran velocidad. ¡No tengan miedo! No van a pasar a ninguna dimensión extraña. Entrarán al Tiempo Luz. Pueden sentir como una especie de aspiradora en la nuca, que es el desprendimiento de campos negativos del pasado y que se venían cargando sin percatarse de ello."

Menciona: "Con solo desearlo entro al Tiempo Luz del Padre Creador de los Universos".

Este trabajo lleva un tiempo promedio de meditación presente, de 45 minutos que pueden ser tan largos o tan cortos como la misma videncia lo permita. No existen efectos secundarios. Se debe de repetir cuantas veces sea necesario, hasta que aprendamos a ver el pasado como un aprendizaje y no revivirlo nuevamente, sino hacernos responsables y ser mejores, aun en aquellos recuerdos que son satisfacciones personales.


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