Del Archivo

de Merlín

 


Por Mario Luis ALTUZAR SUAREZ

*Un viaje al futuro

*La soberbia ensordece

El cielo estrellado es tan hermoso con el brillo de la luna de tal manera que hace que el bosque se vea con mucha claridad. El tiempo es muy favorable y ayuda a que se puedan realizar trabajos aun entrada la noche.

Sin temor alguno, los jóvenes aprendices están activos con los ejercicios de relajamiento que les indicó el joven Irvin. Aprovechando el tiempo en que ellos cumplen con las instrucciones, el adepto mira hacia la bóveda celeste, cuando de repente, alcanza a ver una enorme estrella.

Esta estrella es roja, con cola plateada, parecida a un cometa. Se estremece al verlo pero es tal su deseo de captar la imagen que sin percatarse, se manifiesta una proyección que le permite ver sufrimiento y dolor en los seres humanos. ¡No es la primera vez que se le anuncia el dolor de la humanidad! Pero, en esta ocasión, había sido de una forma diferente debido a esa enorme bola roja.

Cuando reacciona, se da cuenta que había sido una visión. Este mensaje tan repetitivo le atormentaba ya hace tiempo, así que piensa que debe de buscar a Merlín para comentárselo y encontrar respuestas que le tranquilizaran, así que da la orden a los jóvenes de que descansen y luego se retiren a sus habitaciones.

La luminosidad en el bosque permite caminar entre los arbustos sin dificultad y se apresura al encuentro de su amado Maestro. El Mago se encuentra en un pequeño salón que acondicionó para sus trabajos personales y pequeños retiros. Cuando escucha tocar la puerta, sabe de antemano de quien se trata y expresa: "¡Adelante, querido Irvin! Esperaba tu llegada y parece que te has retrasado a este encuentro".

El joven se siente un poco turbado y se limita a responder: "Me distraje un momento, cuando observaba el cielo y no tomé en cuenta el tiempo y ofrezco mis disculpas por ello." Le responde el Iniciado: "Me parece bien que consideres al Cosmos como una razón importante porque es ahí en donde se encuentra la libertad del pensamiento. A veces son tantas las ocupaciones que nos olvidamos de que existe".

Le señala un lugar en el interior de los aposentos: "Toma asiento y comencemos con nuestro trabajo". Se trata de un sillón que tiene dispuesto Merlín en el Oriente del lugar, en donde se sienta el aprendiz. La cabeza queda despejada y los hombros en el respaldo, se relajan. El Mago le coloca una estrella de seis puntas, elaborada por ellos, mismos. Las puntas están unidas con hilos de cobre y las maderas bien trabajadas, dando un acabado perfecto.

Esta sencilla estrella ayuda a relajar el campo magnético de tal manera que se logra intensificar sin dificultad y facilita la meditación. Usted, querido lector, la puede elaborar con varas de madera de 30 centímetros de largo uniendo las puntas con alambre de cobre, a manera de que quede un triángulo.

Se repite la operación y se montan los dos triángulos lo más equitativo para que queden formando la estrella. Con ella, se puede aliviar un dolor de cabeza, desprender energía vibratoria negativa y tener un buen sueño.

Cuando el joven siente sobre su cabeza el efecto de la estrella, con docilidad se somete a las indicaciones de Merlín: "Vamos hacer un viaje hacia el futuro. Este viaje es premonitorio, con la única intensión de saber la razón por la que se te presenta tantas veces la imagen del sufrimiento de la humanidad y poder así, encontrar el significado del mensaje."

Prosigue: "Así que relájate y concentra tu imagen en una esfera transparente frente a ti. Cuando la hayas logrado visualizar proyectas tu corazón con tu mente hasta lograr tocarlo y vas a fijar aun con tus ojos cerrados, tu ojo izquierdo sin perder la proyección. Pasas al ojo derecho y vuelves a fijar la imagen."

Le explica: "Esto es fácil para ti, pero hay algunos hermanos a los que les llega a costar trabajo y lo que siempre les indico es que no se desesperen. A ti, lo que te voy a indicar, es que no te apresures, para que la información que llegue sea verdadera."

Señala el Iniciado: "Ahora, con los dos ojos, enfocas nuevamente la imagen y la observas con el tercer ojo. Deja que la esfera se acerque a ti. Provoca que gire y esperemos el efecto."

Irvin no tarda en comentar a su Maestro: "¡Desapareció la esfera! Y ahora, veo muchas imágenes con algo de dificultad para describirlas", y el Merlín le indica que no se preocupe, que a las imágenes las deje girar "ya que estas se detendrán para dar la respuesta que tanto desea".

Mientras está girando la esfera, el adepto grita: "¡Maestro, salen letras de la esfera!" Detiene unos instantes la respiración y exclama: "¡Dicen: Cataclismo! No se detiene y ahora sale otra palabra: ¡Desorden! ¡Frío! ¡Temor! Se detiene la esfera, maestro, se detiene." El Iniciado le sigue guiando: "Deja que fluya. No te precipites para que no sea infundado lo que observas."

Irvin comenta: "Nuevamente veo la bola roja pero, ¡no es del cielo! Pareciera que está dentro de la tierra y esa cola plateada no es... ¡parece el mar! Maestro, ¡ese fuego sale del mar! Es como una especie de volcán que sale del mar, pero al querer salir del mar, Maestro, destruye a muchas personas."

Hay expectación en la voz del joven: "¡Es como si naciera una tierra rugiendo para salir del mar! ¿Qué quiere decir esto, Maestro?" Le responde: "Pues, debemos descifrar el mensaje. Pero no pierdas la imagen y siguen observando para que descubramos todo el mensaje."

Prosigue Irvin: "Maestro, se mira todo desolado. No se ve más, Maestro, sólo veo trozos gigantes de hielo flotar en el agua." Merlín le escucha con atención sin perder ningún detalle: "Veo, Maestro, nuevamente al cielo. Es muy clara la constelación de las estrellas que a usted tanto le agrada ver y se parecen mucho a las que hoy observé."

Merlín está consciente de que son de las Pléyades al oír: "Y pareciera que se ven muy cercanas a la tierra. Una sonda de luz sale de esa constelación hacia la tierra. No sé de que manera actúa pero es como si se formara una esfera que protege y veo un triángulo dorado que gira arriba del planeta."

Advierte con cierta exhaltación: "¡La esfera se está perdiendo y no puedo detenerla!" Merlín le dice que deje que la imagen desaparezca, porque ya han terminado de recibir el mensaje y sin que salga del trabajo, le indica: "Ubiquemos las palabras que se presentaron al Principio: Cataclismo, desorden, frío, temor."

El Mago señala: "Este es el mensaje; lo que viste es la forma en que pudiera presentarse un cataclismo. ¡Nacerá un volcán en una zona fría! Reaccionando la Naturaleza con desorden y causando temor en la humanidad al ignorar el origen de los fenómenos que afectan a la tierra."

El joven Irvin sigue atento a las palabras de su Maestro: "Es cierto, Maestro, este volcán confundirá a la humanidad y es triste porque al creer que todo lo gobierna, por su soberbia no se percatará a tiempo y cuando esto suceda, será ya tarde, aunque realmente es poco lo que pueden evitar."

Merlín le indica que se relaje, respirando profundo para que pueda abrir los ojos. Se quita la estrella de la cabeza y le pregunta al Iniciado: "¿Qué podemos hacer, Maestro, para ayudar a prevenir ese desastre? ¡Cuándo irá a pasar todo esto?" Merlín mira al joven y le responde que no se preocupe, porque, de todas maneras, aunque se le avise al hombre, nadie habrá de creerles: "Es la naturaleza del hombre mismo el no querer escuchar a tiempo para evitar la desgracia".

Reflexiona: "Envanecido siempre por el poder, pierde el amor a la vida y a la misma tierra que es la que se los otorga". Interroga el adepto: "¿Cree, Maestro, que todo esto es cierto?" Merlín le responde: "Creo que el que tú y yo lo afirmemos o lo neguemos, no ayudará en nada cuando el tiempo se cumpla. Por eso, oiga el que tiene oídos."

Tristes, los dos hombres se miran y se dan un abrazo en símbolo de una fuerte hermandad, unidos por el amor: "¡Sembrar armonía es nuestro objetivo y a él nos enfocaremos para que nuestra vida tenga sentido!"

Se encaminan los dos a la salida, cuando Merlín abre la puerta está apunto de tocar uno de los principiantes y le entrega un mensaje que acaba de llegarles. Irvin pregunta: "¿De quién puede ser, Maestro?" Merlín, de inmediato comienza a leerlo:

"Con saludos de paz es como comienzo este mensaje. La situación en el reino es en verdad difícil: La pobreza a provocado muerte entre los aldeanos al pelearse por la comida. En el Castillo nadie está contento. ¡Todos están tristes y el silencio es lo único que reina en los pasillos! Algo murió en el reino y pido a vuestro generoso corazón, venga al auxilio del Rey Arturo que agoniza inexplicablemente. No hay maldad. Ya he trabajado para apartar cualquier tipo de maleficio y no reacciona. Ahora me he entregado a la oración para sostenerle en vida. Espero verle pronto. Ralph."

Irvin comenta: "Debe de ir, Maestro. No puede negarse. Aunque usted haya renunciado a ayudar al Rey Arturo, ahora no es sólo él sino también los aldeanos. No podemos abandonarlos. ¡Hay que ir a darles vida! ¡A sembrar armonía como usted mismo lo dijo!"

Merlín observa al joven seriamente, ya que es cierto que no tenía intensión de regresar al castillo de Avalón, pero recuerda sus palabras de trabajar en dar vida mientras pueda. Así que le indica al joven que se prepare para partir en cuanto amanezca.

"Eso me da mucha alegría, Maestro", expresa Irvin, "reconciliarse con un amigo es ganarse a un hermano. ¡Vayamos con gusto, Maestro! Que la espada que usaremos ahora, será la del Amor Divino."


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