Del Archivo

de Merlín

 


Por Mario Luis ALTUZAR SUAREZ

* Preparativos para el Equinoccio

* Merlín se niega al Rey Arturo

Son los días en que la Hermandad que ha formado Merlín, debe de prepararse para recibir el equinoccio y está midiendo de los claros del bosque, el más apropiado del Oriente para ahí, construir la pirámide por la cual recibirán la energía del cosmos.

Los jóvenes trabajan con entusiasmo en despejar la zona apartando las yerbas silvestres. Irvin, el fiel compañero de Merlín, siempre atento y dispuesto a aprender, le pregunta: "¿Por qué, en esta ocasión, hemos de construir una pirámide? ¿Qué es una pirámide? ¡Qué significa en nuestra Enseñanza?"

El Iniciado se concreta a responderle que es la punta de un diamante, ya que sigue atento a la orientación de los jóvenes para preparar la zona escogida. Se dirige a ellos y les solicita que comiencen a buscar los carrizos más largos que encuentren. Irvin, que va detrás de él, espera el momento apropiado para preguntar:

"Querido Maestro, ¿ese material servirá para construir la punta del diamante?" La respuesta es afirmativa: "Sí. Ese material servirá bastante bien, porque es hueco y le haremos unos orificios a los carrizos que cumplan las condiciones que necesitamos."

El aprendiz insiste: "Aun no alcanzo a comprender esto. ¿Por qué vamos a recibir el equinoccio con una pirámide? Siempre hemos recibido este día únicamente meditando." Merlín sigue sin contestarle. Mientras tanto, le solicita a los jóvenes adeptos que el claro del bosque que desea, debe de ser de ocho por ocho y que ubiquen el centro.

Una vez que ha hecho esto, se dirige al joven Irvin para explicarle: "Cierto es que en las ocasiones anteriores, únicamente hemos meditado, pero siempre en la meditación construimos la pirámide, el sistema diamante sobre una proyección de nuestra cabeza, pero en esta ocasión será diferente: ¡Vienen cambios muy fuertes para nuestro Reino y debemos ayudar a dirigir las energías para que así se sostenga la Fuerza del Principio!"

El adepto pregunta: "¿Cuál esa fuerza, querido Maestro?" El Iniciado eleva la voz y amoroso indica: "¡Es la Fuerza de Dios!" y añade: "Lo que haremos con el carrizo, son orificios por donde la energía podrá tejer una red y necesitamos ver que los carrizos que consigamos tengan una altura mínima de metro y medio."

Le pregunta Irvin la razón de la medida del carrizo y escucha la explicación: "El efecto que deseamos es que sea un efecto diamante. Entonces, la base va a ser a partir del metro y medio. En el centro colocaremos una esfera plateada a la altura del metro y medio. El diámetro no es lo importante, ya que lo verdaderamente importante es el efecto del espejo."

Añade: "Colocaremos cuatro más, uno en cada punto cardinal y la esfera en el centro. En el momento del cenit, al bajar la energía nos dará un efecto de diamante. ¡Cómo es arriba es abajo! Estando nosotros sentados en la meditación, viviremos con mayor intensidad la fuerza cósmica y ayudará a abrir más los canales de energía."

Indica que de esta forma se provocará "un giro de Snark, otros lo mencionan como el giro de la Serpiente, lo que debe de provocar en nosotros es que suba y baje la energía a través de nuestra columna."

Menciona que "con los orificios de los carrizos, el viento del bosque será cortado y nos ayudará a que sea más limpia la energía al bajar."

Irvin interrumpe al Mago para preguntar: "¿Con algo tan sencillo podemos provocar tantos efectos, Maestro? Creí que necesitaríamos algo más complicado." Le responde el Iniciado: "¡Claro! Ya que nosotros trabajaremos con nuestros campos al mismo tiempo. ¡Nunca debe de dudar! Recuerda que la duda te impedirá vivirlo."

Sin embargo, el joven adepto está inquieto: "No es que lo dude, Maestro. Unicamente me refiero a que me parece muy sencillo con efectos extraordinarios. ¡Pero claro que me gustaría experimentarlo! ¿Esto, para qué ayuda? ¿Cómo es que podrían evitar las catástrofes que vienen?"

Le responde: "Generamos un canal de energía que atraviesa los campos magnéticos sin dificultad alguna y logramos repeler fuerzas negativas. Ese fue el mensaje que recibí y me ordenaron hacer esa construcción. ¡Y lo voy hacer y ustedes conmigo!"

Anticipa: "¡El equinoccio de primavera será una nueva experiencia para todos nosotros". Su reflexión se interrumpe a los llamados de unos hermanos que vienen del Monasterio y deja a Irvin al cuidado de los jóvenes adeptos.

Ralph se acerca con paso presuroso para comunicarle que los Caballeros están por partir y que desean saber si Merlín les va a acompañar a lo que responde: "El Rey renunció a mis servicios y no es él, el que me ha solicitado el verme. No me siento obligado a ir con ellos". Ralph expresa: "Pero, Maestro, usted nunca se ha negado a servir."

Merlín acepta: "Cierto es lo que comenta mi querido hermano, y estoy sirviendo a mi Padre. Al Rey le sirva el dios que escogió: El de la ambición."

Apenas termina la frase cuando se encuentran con los Caballeros y Merlín les ofrece sus disculpas por no poder acudir con ellos. Los hombres sienten profunda tristeza por la negativa del Mago, pero ya no insisten más y se disponen a regresar al Reino.

El salir del bosque les es sencillo y la distancia recorrida no concuerda con los tiempos que el viaje lleva. Entienden que les abrieron camino. Con ellos va el Hermano Ralph, ya que quedan en el acuerdo de que iría a ayudarles con la mejor disposición.

Al mirar de lejos a la aldea, Ralph se asombra de lo destruida que se encuentra: La miseria y el ambiente enrarecido. Ya no es el reino de antes, parece que éste hubiese muerto y les pregunta a los Caballeros: "¿Cómo es posible que hayan permitido esta destrucción?" Responden: "Nosotros no lo permitimos. ¡Fueron ellos los que convencieron a Arturo para que se fuera a las Cruzadas en busca del Santo Grial! Es una copa milagrosa que todo aquel que toma en ella, el vino le rejuvenece y se sana."

Prosiguen: "¡Fue tanta la emoción de nuestro Rey que se olvidó del reino! Y dejó todo en manos de los religiosos que llegaron en el nombre del Papa romano. Se dedicaron a saquear al pueblo, a matar gente, hasta dejar esta pobreza."

Indica: "Y el problema no acaba allí: Arturo, cuando regresó, se encontró con la traición de que las tierras del reino habían sido empeñadas a su gran enemigo en vista de que aquí se había acabado la abundancia, para satisfacer sus necesidades, los recién llegados negociaron con las tierras y, ahora, nos vemos obligados a pagar los créditos. No sólo ellos están en la miseria, sino también nosotros."

Mencionan que al descubrir esa realidad, el Rey cayó enfermó "por la desilusión de esos falsos hombres, que vieron en el reino, la satisfacción que podrían alcanzar por su riqueza. ¡No midieron las consecuencias y esto es lo que vivimos! Solamente quedó un clérigo que se dedica hacer el ritual y a evangelizar a los aldeanos. ¡Esa es la historia!"

Reflexionan: "¡El Rey no llamó a Merlín, porque pareciera que quisiera morir! Pero, sí él muere, perderemos todo. ¡No podemos permitirlo! Y es por ello que fuimos en su búsqueda. Sólo él puede ayudarlo."

Ralph le responde: "Nosotros podemos ayudar a todo aquel que desea la ayuda, pero nunca podemos de ir en contra de la voluntad de alguien, si no lo desea. Ahora entiendo la razón que tuvo Merlín para negarse a venir y solicitar, en cambio, que yo viniese en su lugar".

Aclara que "no deben de sentir que Merlín les da la espalda. Simplemente respeta la voluntad del Rey".

Llegan hasta el Castillo y lo dirigen a la alcoba real. Ralph se sorprende al mirar a Arturo muy lejano a lo que él conoció en un pasado reciente. Y al observarlo, les comenta: "¡Ha sido tan fuerte su desilusión que perdió la Fe! Por eso no ha llamado a Merlín. Pero veamos que es lo que Su Majestad desea".

El Monarca observa a los recién llegados. Tiene dificultad para hablar y con cierta ironía, tartamudea: "¡Sabía que no vendría Merlín! ¡El es firme en sus Principios! Y a ellos, no los traicionaría nunca. Sea bienvenido, Hermano."

Ralph se dirige a su Alteza para comenzar a armonizar su entorno y en su interior se manifiesta la profunda tristeza que hay en el Rey. ¡Es una fuerte desilusión! Y de inmediato se lo comunica: "Usted ha perdido la Fe y se olvidó de su entorno y este decaimiento que tiene es a consecuencia de la traición".

Sugiere: "¡Debe de tener la Fe, nuevamente! La confianza y la seguridad de lo que desea para que pueda levantarse". El Rey levanta la mirada y casi sin moverse del sillón real, expresa que lo ha reflexionado y se siente culpable de haber abandonado a su pueblo en manos de personas sin principios y con ambiciones en su espíritu aventurero.

"Los dejé en mi reino e hicieron lo que quisieron. Y mientras yo, ¿no encontré el Santo Grial! Nadie sabe en dónde está. Y las batallas eran difíciles y muy costosas. La vida de mis soldados, ¡también me duelen! Muchos murieron. A dónde quiera que yo volteo, se me revela la Fuerza de Dios."

Ralph le pregunta: "Su Majestad, con todo respeto le pregunto si ¿es su voluntad que yo le armonice?" Y Arturo asienta con un ligero movimiento de cabeza, con el anhelo de tener fuerzas de luchar por rescatar a su reino."

El joven Maestro, de inmediato lo baña con yerbas y ordena a los sirvientes que preparen té amargo para que limpie su interior. Pero hay algo más importante que armonizar: ¡Su Mente! No comprende por qué el Rey quería el Santo Grial sí él, antes de ir en su búsqueda, ya lo tenía en su corazón, tomando en cuenta sus acciones.

Arturo se recupera un poco y retoma su deseo de vivir en la paz y la prosperidad. Así que se dispuso a levantarse y les ordena a sus hombres, preparar su montura para enfrentar al enemigo.


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